Escrito el: 15 de Oc tubre de 2011 a las 03:17
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Lo iba a incluir en una respuesta, pero habiéndome extendido mucho, creo que esta observación merece un punto y aparte.
¿Donde están y que es de todas aquellas mujeres que pasan las tardes y noches solas en bingos, como he hecho yo misma?. He conocido a tantas, con tantas situaciones distintas, la mayoría ni siquiera son conscientes de su problema. Llegan a jugar más cartones de los que pueden manejar, porque encima muchas no saben jugar en las máquinas donde se introducen los cartones.
En casi todos los bingos, el 70% son mujeres. Yo iba a menudo, pero no a diario, y había algunas con las que coincidía siempre. Cualquier día y a cualquier hora. Abren todos a las 14'30 h., para engancharte con las comidas gratis ó a 3 € (depende del que sea, y la ciudad que sea, porque en Valencia los abren a las 10'00 h de la mañana). Cierran en invierno a las 3'00 de la madrugada, y en verano a las 3'30, excepto al que más iba yo, que cerraba 1/2 hora más tarde que el resto. ¿Cómo podía ver a las mismas personas, tanto si iba a comer, a cenar, o después de cenar?, ¿fuese lunes, miércoles o sábados?.
Si yo llegué a perder en algo más de 3 años lo que perdí, ¿qué no habrán perdido ellas?. Entonces, ¿donde están?, ¿donde se meten?, ¿cómo pueden ocultar algo así?. A mí me gustaba ponerme sola, y si se sentaba un hombre solo, me levantaba y cambiaba de mesa. Sabía lo que querían. Para ese tipo de hombres, un bingo es un huerto lleno con productos a recoger. Mujeres solas, posiblemente con carencias afectivas....
Así cuando se llenaban demasiado, no era raro elegir una mesa donde estuvieran sólo mujeres. Al 2º cartón, cada una contando su vida. Claro que así he conocido gente de lo más pintoresco. Pero eso ya lo diré otro día.
Mi intranquilidad al leer esto, es que no se tiene idea del número aproximado de personas que padecen esta enfermedad.
No quiero extenderme, aunque para variar, me resulta imposible, pero contaré uno de los casos.
Cuando comenzaba a ir al bingo, iba sólo los jueves, al salir de mi psicóloga (iba para acabar de aceptar mi enfermedad física y poder afrontar todos los cambios que se me vendrían encima) que estaba en la calle Goya de Madrid. Iba hasta ese bingo (luego dejé de ir por ver lo que veía) dándome un paseo, y me decía a mí misma que era sólo por merendar. Un día había una fiesta (se hacen muchas con diferentes motivos en los bingos), y me quedé hasta algo más tarde. En ese bingo las mesas son muy grandes, así fueron llegando 1 a 1 (todas solas) diferentes señoras de todas las edades. Yo siempre jugaba 1 cartón, pero también siempre vi que era de las que menos jugaba, ya que la media está entre 2 y 3 cartones por partida, y generalmente estaban más horas que yo.
Pues bien, todas dijeron que eran de la zona, que vivían por allí, y que siempre iban a ese bingo. Todas menos 1. Ella dijo que era de la otra punta de Madrid, y que iba allí porque era el único sitio donde su marido jamás la buscaría. Nos quedamos mirándola por si sufría malos tratos o algo así, y se rió. No es nada de eso, dijo. Mi marido es encantador, un hombre estupendo, pero trabaja en otro gran bingo de Madrid. Pensando que nadie iba a ese bingo, dió señas, nombre, etc...Por respeto, no diré de lo que trabajaba, nada más que decir que era en uno de los bingos "bien" de Madrid, al cual acudía yo cuando me quería perder. Claro que le conocía.
Resultó que había entablando "cierta mal llamada amistad" con él, y un día me dice: Fijate todas éstas, juegan más cartones que dinero van a ganar. Menos mal que a mi mujer no la gusta el bingo, porque con los años que llevo en esto y viendo lo que veo, no se lo aguantaría. A lo que añadió, pensando que yo podría también haberme sentido ofendida: Lo tuyo es distinto, porque vienes de vez en cuando, meriendas o cenas, juegas unos cartones y te vas.
Jugaba menos cartones, no iba todos los días, estaba menos tiempo, y ¡he perdido una fortuna en 3 años!. ¿Donde están todas esas mujeres que a buen seguro han perdido muchísimo más que yo?.
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