Escrito el: 11 de Agosto de 2010 a las 17:23
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Hola, hoy me gustaría hablar como familiar.
Mi padre es ludópata, tiene 67 años y juega desde que recuerdo. En mi infancia conocí muchos salones de juego, mi madre me mandaba a buscarlo y fueron muchas las veces que yo volvía solo.
La economía familiar sufría los vaivenes de mi padre y su inestabilidad laboral no contribuía a mejorarla. Fueron muchas las carencias que sufrimos, solo la ayuda de mi abuelo, padre de mi padre y pudiente, conseguían mantenernos a flote a la familia y satisfacer las necesidades de mi padre, el juego.
He de decir que mi padre no acumuló grandes deudas, es jugador de chicas y ya sabéis; “jugador de chicas, perdedor de mus”. Eso si, lo que no escondía mi madre se lo gastaba, nunca tenía un duro, nunca nos dio nada, nunca nos compró un caramelo. Quizás sea un poco exagerado, pero es que no recuerdo una ocasión y me esfuerzo en recordar cosas positivas, unas risas, unos juegos, solo son imágenes confusas y lejanas.
Como las desgracias nunca vienen solas mi padre se aficiono al alcohol y así entre tintos y juegos se olvidó de lo mas importante; el cariño. No la responsabilidad, ni defender a los suyos, pero de que valen esas cosas sino sabes transmitir cariño, sino estás cuando se te necesita.
Mi madre no supo afrontar el problema, pidió ayuda y encontró reproches, eran otros tiempos o ¿quizás no? Sus sacrificios y penurias poco a poco le costaron su salud mental. Fueron tiempos muy malos.
Dicen que el tiempo lo cura todo y yo digo que eso es mentira. El tiempo solo adormece el dolor y nos hace mas duro, pero la cicatriz siempre estará.
Hoy mi padre apenas bebe, pero mantiene su adicción al juego. Siempre con poca cantidad y cuando está en casa con su PDA. Tiene una segunda oportunidad con sus nietos y aunque hace esfuerzos su enfermedad le pone muchos impedimentos.
He hecho varios intentos de hablar con él, como hijo y como enfermo en rehabilitación, intentos frustrados ante el rechazo de verse como enfermo, intentos fallidos que duelen mucho. Intentos que merman mis fuerzas y no las puedo desperdiciar. Ya no hay mas intentos.
Cuando un familiar pide ayuda por un ser querido debe entender que lo mas importante es que el enfermo se reconozca como tal, todo esfuerzo que se haga sin contar con el suyo será en vano. Las reglas son sencillas, vosotros mandáis, nosotros obedecemos. Cualquier pero o impedimento supone una falta de disposición del enfermo. Los progresos y avances del enfermo volverán a equilibrar la balanza, aunque esta beneficiará al familiar por mucho tiempo. La ludopatía es una enfermedad que no tiene cura, solo la abstinencia nos permite recuperar nuestras vidas.
Un saludo a todos.
__________________ SOLO SE, QUE NO SE NADA.
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