Escrito el: 03 de Oc tubre de 2008 a las 03:10
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Palabras, solo palabras, y a palabras sabias oídos sordos. En alguna parte perdí el rumbo, las metas y las ambiciones. Maldito el tiempo.
Maldito el tiempo que me transportaba a un pasado muy reciente, a momentos, esos pequeños y grandes momentos donde la vida era de otro color, donde todo tenía un sentido, donde las palabras tenían un significado.
Donde perdí el rumbo?
Donde perdí los valores?
Desorientado.
Las sensaciones eran raras, en el cuerpo el éxtasis, en la mente solo sueños superfluos que enriquecían más aun las ansias de jugar.
Me convertí en un ser totalmente distinto al que solía ser, entre excusas y culpas buscaba escapar de todo.
Llegue a desconocerme frente al espejo, solo veía una imagen de algo, ni siquiera de alguien, ya no era una persona, no tenia identidad.
Comencé a transitar por caminos inciertos, por lugares que solo conocen los jugadores empedernidos.
Era adicto a una idea salvadora, mágica y milagrosa.
En el camino dejaba la vida, las personas se esfumaban o se hacían de lado y a su vez mas me encapsulaba, mas creía que la razón era mía, solo mía.
-“Pobres diablos, los mata la rutina, viven los sinsabores de la vida y cuando observen hacia atrás la vida se les fue en amarguras y desgracias”.-
No quería el vivir normal, no quería sinsabores para mi vida.
Pero como llegue a esa idea?
Nunca me había interesado el dinero, jamás busque los falsos lujos de lo material. Si solo mirar al sol me hacia feliz; había cambiado de conceptos inconscientemente.
Me vestí de mala suerte, solo yo me deje llevar por la maldita compulsión que me dejo sin esencia, y cuando uno pierde la esencia pierde la vida.
Tiempo, solo era cuestión de tiempo.
La vida es injusta me repetía.
Porque todo me pasa a mi?
No, me dijeron, todo no te pasa a ti, tu te buscas los problemas solo, nadie te obliga a hacer estupideces, a no ver con claridad, a no tener valores, a no querer se feliz.
Ser feliz? Me pregunte-
Que es la felicidad?
Simples momentos que duran muy poco en la vida de una persona donde no hay sensación de fracaso?
La vida es injusta me repetía.
Todo giraba en torno a ilusiones, a cuentas en el aire, a querer satisfacer y justificar mi enfermedad.
Las mentiras, las crueles mentiras fueron formando la base de una vida sin forma, tiempo, maldito tiempo enemigo de mis sueños.
Porque esperar si puedo ganar y tener ya lo que quiero?? Solo destrucción.
Donde me perdí? Cuando me voy a volver a encontrar?
Maldito tiempo, que me quitas la vida sin darme cuenta, en un abrir y cerrar de ojos todo habrá terminado.
No hay nada peor que desear y no obtener lo deseado, es la mayor de la frustraciones, anhelar y no poder concretar el deseo.
Hay diferentes tipos de personas, los conformistas, y los inconformistas. Yo no se en cual de esos me convertí, solo era un verdadero desastre.
Que me llevo a jugar compulsivamente ?
Que alguien me lo diga!!
Cada problema, cada piedra en el camino era una buena excusa para aislarme en una maquina, mirando girar una rueda y viendo la bola dar vueltas, hipnotizado por los colores, intentado adivinar en que numero caería.
Y el tiempo no se recupera.
Dicen que de los errores uno aprende, pero yo no soy de esos.
Palabras sabias oídos sordos.
Frases y mas frases, desde lo popular hasta lo profesional, consejos de quienes no padecían mi enfermedad.
Que podían saber ellos?
Solo quería permanecer frente al diablo.
Como un ser pensante se convierte en lo mas ignorante frente al juego?
Fácil de responder, empieza como una adicción y se convierte en una enfermedad como tantas otras. Eso lo tenia claro, sabia y reconocía que me había convertido en un ludópata, pero la sensación del juego no había con que suplirla, no había nada de nada que me diera esa sensación de sentirme un ganador y no había nada de nada que me diera la sensación de sentirme la mierda mas grande sobre la faz de la tierra.
Auto castigo me dije, eso es lo que estoy buscando, culparme y arruinarme a mi mismo por las cagadas pasadas.
Pero auto castigo? Y la gente alrededor que sufre por mi?
Pues nada, ellos sabrán que hacen de sus vidas yo no les pido que me entiendan.
Auxilio, ayúdenme, no me dejen solo, no puedo mas!!
Esas hubiesen sido las palabras correctas en el momento preciso.
Física, mental, y psicológicamente aniquilado.
Porque a mi?
Necesitaba explicaciones, las palabras de las personas no eran lo suficientemente fuertes para quebrar mis hipótesis ganadoras.
Necesitaba sentirme fatal para tomar fuerzas y resurgir, necesitaba perder, sentirme un desdichado, darle la razón a aquellos que dicen que la vida es una mierda.
La vida no es una mierda, lo se, solo quería justificar mis actos por el propio enceguecimiento y la adicción.
Donde me perdí?
Donde deje mis anhelos?
Todo lo quería ya, no podía construir en el tiempo un futuro tenia que ser ahora y el presente se iba de mis manos construyendo un futuro incierto.
La suerte de principiante es real, la mayoría de las personas que juegan por primera vez ganan , ahí se dispara esa química que muchos le llamamos adrenalina, ese sentir, ese placer que nos hace inmortales solo por unos segundos. Y si no tienes carácter, conducta o noción de las realidades vuelves a buscar más y más.
Ahí es donde se pierde!!
Adrenalina!! Dosis de adrenalina mezcladas con desilusión, angustia y fracaso.
La derrota y la decepción son parte de la magia del juego; el juego no esta hecho para que el jugador gane sino al contrario esta hecho para enriquecer a los que viven de las desgracias ajenas.
Y las desgracias aparecen de miles de formas diferentes y en todas sus facetas, no es solo el dinero que uno pierde ganado honradamente y con esfuerzo de un trabajo, es todo lo que acarrea, deudas generales, mentiras, ruptura de confianza con los seres queridos y un mundo de quimera.
Dios es un gran manipulador me decía, yo soy una de sus marionetas y se divierte poniéndome a prueba día a día.
Pero claro esta que solo yo decidía por mis actos, la estupidez me llevaba a pensar cosas raras.
Vestido de mala suerte iba por la vida.
Que es la suerte?
Hoy yo no se si existe, quizás es una palabra que alguien definió para esos momentos donde las cosas encajan en su debido lugar, y lo que denominamos mala suerte son las malas elecciones que tomamos. Quizás sea asi.
Siempre hay como mínimo dos caminos a elegir, paralelos con varias realidades iguales y distintas a la vez.
Suerte, destino, casualidad, elegir esa es la clave.
Porque siempre me empeñe en elegir mal, sabiendo las causas y consecuencias?
Respuestas, solo necesitaba respuestas para mi cerebro complejo y analítico.
Días, meses y años. Cuanta vida perdida, cuanto dinero mal gastado. El deseo de recuperar lo perdido creció, antes jugaba por cumplir deseos, sueños o solo por escaparme de las realidades, ahora jugaba por esto y por mas.
Era un enfermo en potencia.
Esa era la clave de mi desgracia, querer recuperar lo perdido, pero no era solo el dinero, era todo y todos, demostrarle a los incrédulos que había triunfado, que fui afortunado, que la varita mágica me había concedido mi deseo y que la vida me sonreía.
Sin embargo esta panacea fue comiéndome poco a poco hasta tocar fondo, un tiempo de sensatez, ciento cincuenta millones de veces jurarme y re jurarme no volver a jugar hasta que la locura se apoderaba nuevamente de mi y volvía a las andadas.
Recaídas?
Pues millones, yo creo que cuando uno termina de jugar y mas teniendo la desgracia de haber perdido es cuanto mas promete no volver a jugar, hasta que se tiene dinero nuevamente y otra vez a desafiar al diablo.
Día de verano, calor, mucho calor.
Muy temprano me reuní con unos amigos y amigas para ir a una piscina pública a pasar el día.
Día domingo, un esplendido día domingo.
Tenia unos 26 años, trabajaba, estudiaba y llevaba una vida normal. Cuando digo y me refiero a normalidad, solo hago referencia a tener lo que generalmente la gente llama una vida rutinaria.
Sol, agua. Una chica dentro de la piscina nadaba cruzando lo largo de la misma, en su descanso a tomar un poco de aire proyecto su vista hacia mi, no dejaba de mirarme, no tenia vergüenza y nada la cohibía, una mirada picara e insinuante, seguramente no me miraría por lo bonito, porque de hecho no soy un hombre apuesto, pero tengo que confesar que siempre tuve suerte con las mujeres, la suerte del feo quizás, pues no lo se.
Como acalorado, me metí de cuerpo entero al agua, nade muy poco y me sostuve del borde de la piscina a su lado.
Conversación breve, esas conversaciones frívolas y apagadas que suelen generarse entre dos personas de diferente sexo que nunca se vieron en la vida, y las preguntas de siempre.
De donde eres?
Como te llamas?
Que edad tienes?
Y faltaba solo que horóscopo eres?
Con eso se cerraba el cuestionario de preguntas simples que no hacían mas que iniciar una plática que terminaría con un beso y un número de teléfono.
Sabrina, así se llamaba esta muchacha voluptuosa, con un físico privilegiado y unos ojos celestes bellísimos trabajaba en un centro comercial como camarera de un complejo de bowling.
En la misma semana de haberla conocido, la llame por teléfono y me invito a tomar un café, decidido, al salir de la universidad emprendí el viaje ya que quedaba de paso su trabajo hacia mi casa.
Eran casi las 23:45, Sabrina terminaba de trabajar a las 4 de la madrugada, y claro si quería pasar un momento con ella tenia que esperar que concluyera su turno de trabajo.
Claro ella para que no me quedara tanto tiempo esperando me comento que dentro del centro comercial había una sala de bingo. El bingo ya lo conocía de unos años antes que concurría con un amigo pero jamás me gusto eso de andar marcando los numeritos, es mas nunca tuve la dicha de ganar y la verdad para hacer tiempo no me molestaba la idea de ir a jugar unos cartones y tomar un refresco sabiendo que mal gastaría el dinero.
Al entrar a la sala lo único que escuche fue el susurro del diablo que decía en un tono de voz robótica la gran frase esperanzadora de “No va mas”
Que paso? Me pregunte-
Al mirar a mi izquierda había una ruleta mecánica, me acorde rápidamente de mi adolescencia donde había jugado a una ruleta pequeña que tenia una luz que giraba simulando la bola y que ya me había robado tiempo y dinero. Maldita desgracia.
Le pregunte a una empleada como tenia que hacer para jugar, a lo cual me respondió de manera muy simple; poner dinero y apostar, así de fácil.
Me acuerdo que no ingrese mucho dinero, solo en ese momento quería ver de que se trataba este nuevo invento de la tecnología.
Y la bola salio girando alrededor del plato, unas vueltas rápidas, toco un diamante, salto y cayo en el numero.
Que sensación! Nunca lo voy a olvidar.
Hay que adivinar donde cae la bola! Me dije-
Hice una jugada sin saber mucho de martingalas ni combinaciones numéricas, solo fue apostar a lo que se llama un sector de la ruleta.
Aposté y gane.
Al retirarme había conseguido la suma que me costaba ganar en un día o mas de trabajo.
Felicidad, éxtasis, adrenalina.
A esta maquina la conozco!- Me dije a mi mismo-
Fui a buscar a la salida del trabajo a Sabrina y nos fuimos a un hotel a pasar lo que quedaba de la noche.
Al día siguiente, recuerdo que al salir de la universidad ya tenia planificado volver a visitarla. En mi inconciente sabia que la verdadera visita era a la ruleta.
Al llegar, aparque el coche, entre al centro comercial pero me dirigí directo a la ruleta, ya que ella terminaba por la madrugada de trabajar me daba tiempo para jugar unos numeritos. Fue mi primer autoengaño.
Gane nuevamente.
Verdaderamente me creía afortunado, convencido estaba que a la maquina la conocía de toda la vida.
En vez de esperarla me fui a mi casa a descansar ya que al otro día yo trabajaba muy temprano y quería descansar.
Durante unos días realice la misma rutina.
El fin de semana siguiente fui a visitar a un amigo que tenia un mercado de ventas de frutas y carnes.
El era compañero de andadas de la adolescencia y conocía la misma ruleta de luz.
Necesitaba comentarle de mi hazaña.
El tenia conocimiento de otros lugares donde había maquinas muy similares, solo variaban en modernidad, unas con pantallas táctiles y otras con botoneras, pero el mecanismo era el mismo, se disparaba la bola y caía en el numero supuestamente azaroso.
Porque digo supuestamente azaroso? Pues eh llegado a la conclusión de que en la vida no hay nada que sea azar, todo esta trucado. Ya daré mi explicación.
Al cerrar el negocio nos dirigimos a una sala de juegos,
Jugamos unas horas, el tiempo se paso volando, ganábamos pero decidimos seguir y perdimos lo ganado y lo propio.
Al día siguiente se nos ocurrió ir al casino a buscar la revancha y así recuperar lo del día anterior, Alfredo tenia mucho dinero en su poder, ya que manejaba buenas sumas para la compra de mercadería del negocio.
Para poder acceder a la sala de ruletas el casino tenia una ley por asi decirlo que había que ingresar con fichas o dinero por cierta cantidad. De hecho teníamos 20 veces más de lo que el casino imponía.
Al llegar a la mesa de ruleta preguntamos cual era el valor de la ficha y nos pareció cara.
Todavía éramos concientes del valor del dinero, osea manteníamos la concordancia. No recuerdo si esa noche jugamos con exactitud, pero creo que mi memoria no falla y nos retiramos sin apostar un céntimo.
Al volver de camino a su casa si hicimos un alto en la sala de juegos, fuimos a la ruleta mecánica, pasamos toda la noche y perdimos bastante dinero.
Como el vivía muy lejos de donde yo vivía, me quedaba a dormir en su casa, por las mañanas me despertaba y me iba a trabajar. En principios iba los fines de semana, ya cuando el juego se adueño de nuestra mente, metí en una mochila una muda de ropa y frecuentemente pasaba a visitarlo para ir a jugar.
Todas las noches nos repetíamos lo mismo, no jugar mas.
Asi durante un par de meses seguidos.
Al poco tiempo, Alfredo, mi amigo se caso.
El día de la fiesta de su boda, en total éramos cuatro amigos jugando a la maldita maquina para poder ganar el dinero que le faltaba para pagar la vajilla del salón que había alquilado para realizar la reunión.
Pues tuvimos suerte, logramos el objetivo.
Ya no había noción del valor del dinero.
Ya para ese entonces dos amigos mas de la infancia, se sumaban como compañeros de batalla y concurrían a jugar, a veces juntos y otras nos encontrábamos por casualidad no tan casual.
Día a día, cada cual con su trabajo, su vida, sus cosas, pero todos con la cabeza ocupada en lo mismo, solo pensábamos en terminar la rutina para ir a jugar.
Ya éramos cuatro dependientes de la enfermedad, pero entre nosotros nos entendíamos, las penas y las glorias.
Ninguno sabia hasta entonces de que iba la ludopatía.
El dinero del trabajo se esfumaba muy rápido, y los bienes materiales que ya no daban utilidad pasaban a ser objetos de venta para solventar los gastos. En realidad no importaba si lo que se vendía era útil, solo importaba el dinero para jugar.
Siempre la misma gente, las mismas caras, los mismos perdedores.
Porque si todos los días uno pierde vuelve a jugar?
En eso consistía, en querer recuperar lo perdido.
Inventábamos cualquier estupidez, cabalas, ya sabíamos de martingalas, conocíamos la historia desfigurada de la invención de la ruleta, del seiscientos sesenta y seis que era la suma de todos los números, y de tantas cosas improductivas que no se por que la cabeza las guarda en la memoria, y las retiene mas que las cosas que verdaderamente valen la pena.
Si me preguntan la fecha de cumpleaños de mi madre, seguramente me tendré que esforzar para recordarlo, ahora de la maldita ruleta pues creo que no tengo que hacer ningún esfuerzo para recordar la ubicación exacta de los números y su respectivo color.
Alfredo se retiro rápido del juego, ya al estar casado el tiempo no le permitía concurrir con frecuencia.
De Damián, pues solo después de una discusión por dinero donde no se quien tenia bien la razón no tuve mas noticias.
Miguel, después de haber vendido todo lo que tenia se marcho a España, logro su sueño personal de ser quien quería ser profesionalmente.
De tanto en tanto el juego se apoderaba de el.
Mi camino en solitario al infierno se afirmo mas aun cuando yo ya daba todo por perdido, a lo lejos una familia disuelta por diferentes motivos, una casa, una vida sin objetivos, y las ganas de tener el sabor de la victoria en mis manos día a día.
Los motores estaban encendidos, unos cuantos meses habían transcurrido de ese domingo perfecto, de ese día de sol. Ya eran días oscuros, las cosas simples ya no me interesaban, solo quería jugar y jugar.
Para ese entonces tuve la suerte de conocer a una de las mujeres que yo creo que fue entre pocas la que me enamoro a tal punto de temblar solo al verla.
Julieta era de otro planeta, tenia todas la cualidades de la mujer que uno elige como esposa sin dudarlo, con una familia ejemplar, muy unida. En mi boca la palabra España hacia daño, asi igual yo la usaba cuando quería desligarme del compromiso formal y las ataduras.
En realidad solo era una cortina de humo y por dentro mío gritaba quiero jugar y jugar.
Claro, si ocupaba mi tiempo en un noviazgo como iba a tener tiempo para jugar.
En principios ella me comento que no quería una relación seria o formal porque ya había pasado las de Caín con un novio anterior, pero al mes en una reunión familiar me otorgo el titulo de novio formal, eso si yo quede sin palabras y acepte dicho honor.
Yo seguia en mi mundo, terminaba de trabajar por las mañanas y desayunaba con Julieta esperando que se marchara a trabajar, asi yo podia hacer de las mias y derechito a la ruleta.
Un día de mala suerte, de mucha mala suerte tuve la buena idea de contarle mi desgracia, de mi enfermedad. Al principio me entendió, me aconsejo y me dijo que me hiciera tratar que era una enfermedad la ludopatía y que si ponía ganas salía de la misma.
Concurrí a un hospital publico, a pedir cita con un psicólogo, pero claro las citas de tanta gente que había era para seis meses adelante.
Resulto ser que las fiestas de fin de año se acercaban, y también las vacaciones de verano.
Pasamos en su casa el día 31 de diciembre, me quede a dormir en un sofá improvisado, por la mañana siguiente el plan de Julieta estaba en marcha.
Autobús rumbo a casa de mi madre, con la cual después de varias discusiones no teníamos dialogo.
Era una muchacha de otro planeta, con una conducta humana y unos valores por la familia únicos. Pero ese no era mi caso ya que yo no tenia valores ni principios, los había perdido hacia tiempo.
Como esas cosas todavía no las veía con claridad, los actos de las personas eran solamente actitudes anormales de personas normales.
Editado por gabriel - 23 de Diciembre de 2008 a las 01:41
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