Escrito el: 20 de Febrero de 2007 a las 18:41
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Buenas tardes, y bienvenida.
Parece que el problema lo tiene él, jugador como yo.
Si sigue jugando, alimentándose de juego, es probable que su aspecto se deba a su adicción. Si su norte es su ludopatía, se alimenta mal, apenas duerme, es lógico pensar que su aspecto no sea el mismo que el de un jugador con el juego parado, que duerme a pierna suelta, que come con su familia en los horarios establecidos, que no teme una llamada telefónica de alquien al que debe dinero, que no puede tirar por aquella calle porque igualmente debe, que está pensando de dónde va a sacar la próxima remesa para alimentar su mente enferma, que no sabe qué mentira de nuestro viejo repertorio tiene que usar, ni siquiera cual usó la última vez que trató de justificarse, ...
En cuanto dejamos de jugar estas 24 horas que vivimos, nuestro rostro cambia, nuestras costumbres empiezan a normalizarse, nosotros cambiamos por dentro, y por ende, por fuera. La sinceridad, que no se vende en botica, al igual que el convencimiento, la comunicación o la serenidad, combaten cualquier síntoma; aunque sí alguno persiste, podemos llegarnos al médico de cabecera para que nos refuerce el tratamiento.
El síndrome de abstinencia parece que en cada uno de nosotros se refleja de forma distinta: quienes hemos tenido síntomas físicos y psíquicos, quienes sólo de estos últimos. A veces, al dejar de jugar, dejamos otros hábitos, como el alcohol o la coca, y la sintomatología se puede complicar. Ansiedad parece ser el elemento que más de nosotros padecemos o hemos padecido.
Buenas tardes, felices 24 horas.
__________________ Vive y deja vivir
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