Escrito el: 13 de Agosto de 2010 a las 04:00
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Tome mi auto y me dirigí, en una noche muy lluviosa, hacia mi trabajo en la Universidad. Cuando llegué me encontré con un colega amigo que me preguntó con mucha jocosidad ¿Cuándo me pagas el dinero que me debes? Le contesté que la siguiente semana, y así lo hice.
Esa noche, de regreso a casa me quedé pensando en todo lo que me había sucedido ese día. La noche anterior fui al casino y gané. Regrese triunfante a casa. En la mañana fui a jugar porque pensé que estaba en una racha imparable y perdí todo el dinero que llevaba encima, incluyendo el que gané la noche anterior. Al regresar a casa me estaba esperando un obrero que me había instalado una puerta, para cobrarme y no le pude pagar porque no tenía dinero. Lógicamente se enfurecio y me dijo hasta de lo que iba a morir. A los pocos minutos recibo la llamada de un banco con el que tengo atrasadas unas letras de pagos y me amenazaron de que si no me ponía al día con los pagos me llevarían a la justicia. Esto me produjo un estres descomunal que me deprimí todo el día. En la tarde, me llamó una persona muy disgustada porque yo le debo dinero y también me insultó y amenazo.
Al llegar a casa me pregunté ¿Vale la pena pasar por todas esas humillaciones? ¿Vale la pena perder su reputación por una maldita máquina que es mucho más inteligente que nosotros? ¿Vale la pena perder lo que tanto nos ha costado por ver una bolita girar y que caiga en un número? ¿Vale la pena poner en estres a nuestra familia?
Claro que no vale la pena. Y cada vez que pasa por mi mente entrar a un casino, me repito una y mil veces: NO VALE LA PENA PERDERLO TODO POR TI.
__________________ Charlie Bell
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