Escrito el: 12 de Noviembre de 2010 a las 10:20
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Bueno, como os expliqué soy ludópata y acudí a mi médico de cabecera para empezar tratamiento.
Un mes después al fin me concedieron la entrevista con la doctora, acudiendo al lugar en cuestión.
Se trata de un hospital que consta de dos edificios. El primero es un hospital para cuestiones comunes y el otro es sobre asuntos psicológicos.
Como me indicaban en la carta de la cita, me dirijo a la sexta planta para acudir a la entrevista. Tengo un problema con los ascensores (claustrofobia) y decido acudir a pie subiendo las escaleras, como siempre.
A la altura de la quinta planta me encuentro una puerta de cristal cerrada con llave, e ipso facto empiezo a ver asomarse a varias personas que estaban en un estado lamentable. Estaban locos. Completamente locos. Eran enfermos mentales que, bueno, se les veía al momento que lo eran, y me miraban fijamente acercándose a la puerta. Enseguida apareció una enfermera y le comenté que me dirigía a la sexta planta, y me abrió. Pero ver a esas personas me causó una fuerte impresión.
Una vez arriba me hacen esperar, en la sala de espera. Y joder, empecé a pensar. Y veía a los médicos y enfermero/as pasar por el pasillo, y recordaba a aquellas personas que estaban mal psíquicamente y que estaban justo en la planta de abajo. Veía a dos bandos. Veía a los médicos, enfermeras y demás personal del hospital en un bando y a los locos de más abajo (dicho con sumo respeto) en otro. Y yo me identificaba más con el primer grupo que con el segundo, pero lo cierto es que a priori yo allí pintaba más el papel de los segundos que de los primeros. Porque aunque yo tenga la suerte de poder hacer una vida normal, poder trabajar, poder ser libre, poder ser como cualquier otro, le he llegado a echar 2.000 euros a una ruleta francesa, así que muy normal tampoco estoy.
La entrevista trató de unas cuantas preguntas de rigor y quedamos para el mes que viene, en el que me someterán a un cuestionario para hacer un diagnóstico claro y decidir qué terapia llevar.
Bueno, eso es todo. Tomo esta etapa de mi vida con bastante esperanza y muchísimas ganas, porque lo cierto es que esta mierda es la única que me supone un obstáculo para desarrollar mi vida, que es relativamente corta (29 años), y tengo muchos planes tan solo ejecutables cuando haya eliminado esta adicción.
Gracias por leerme.
Editado por Enero - 12 de Noviembre de 2010 a las 10:21
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